En el espectáculo «Morder a Língua», el cuerpo es sujeto-objeto, lenguaje-enunciado, intérprete-figura y escenario. Para ilustrar la subjetividad de las relaciones construidas, o no, en torno al habla y la dimensión física de quienes se comunican, se creó una red tipográfica para hacer de esta un soporte de la pieza gráfica. La idea: una cartel que contiene otro -¿un metacartel?- que, a su vez, incluye una captura en blanco y negro de los actores. A esto le sumamos las informaciones textuales delineadas en una cuadrícula con rupturas e imprevistos. Para los colores, las gelatinas utilizadas en la iluminación del teatro; para el texto, la tipografía Circular; y para las fotos, el minimalismo presente en el escenario, en la que la escenografía se reduce a los dos actores vestidos de negro.