Para afrontar el desafío de instalarse como actor clave del desarrollo energético del país, ENAP debía dar un paso más y consolidar un nuevo momento para la compañía, avanzar hacia nuevas energías, más allá del petróleo, y afirmarse como una sola empresa, estratégica y valorada por la comunidad. Con objeto de trasmitir este espíritu, se articuló un propósito compartido para una organización fragmentada y se impulsó una identidad de marca renovada que expresara futuro y posibilidades. Trabajando junto a líderes y operarios para diseñar de manera colaborativa la imagen de la empresa, se desarrollaron una identidad de marca viva inspirada en los elementos de la naturaleza, una narrativa y una cultura energizada.