A partir de la colaboración durante cuatro meses entre los diseñadores y dos artesanos surgieron estas seis visiones determinadas por el acercamiento de un niño al material, la arcilla roja, mediante el diseño y la confección manual: seis contenedores de líquido elaborados con tierra recogida de los cerros de la precordillera santiaguina.
La idea contiene en sí muchas connotaciones: el “vaso” como reflejo de lo transversal a cualquier clase social y cultura, fundamental para la vida, el incentivo a la enseñanza desde los inicios, el poder del objeto y su historia, el rescate del artesano, el impulso de la imaginación desde la forma, la materialización de lo natural, la enmarcación del paisaje, su modelación y transformación en algo pequeño que fomente la conversación reflexiva y honesta.