En su segunda edición, la campaña del Festival de Cine Europeo en Cuba retoma el concepto de su antecesora y lo manifiesta como posible línea temática de futuras ediciones, siempre apelando a la singularidad. Es entonces que este viaje, argumento común de estos eventos, toma el matiz de una travesía en barco entre Europa y Cuba, en tiempos además en que la presencia de cruceros y yates da forma a los horizontes de la isla. Símbolos y objetos propios del medio inundan cada elemento de promoción. Se mantienen además los colores del festival anterior, que ya se perfilan como elementos de identidad para el espectador.